Jean-Pierre Olivero

La misión de Jean-Pierre Olivero.

Jean-Pierre Olivero se convirtió en panadero por amor al pan, a través de las lecturas de Gaston Lenôtre, hace más de 25 años.

Creador de varias panaderías, domina la cocción en horno de leña y eléctrico, con fermentaciones largas como norma; masa madre líquida, masa madre dura, masa fermentada, poolish…

Posteriormente, decide regresar a sus primeras pasiones; estar en el corazón del obrador, conectado con la materia en su panadería, ubicada en Bédoin, al pie del Mont-Ventoux.

Allí trabaja con su esposa Stéphanie, su hijo Enzo y Serge, compañero desde el principio. Su experiencia y trabajos lo llevaron a desarrollar el concepto del “Molino en la Panadería“; volver a lo esencial, vivir dignamente de su oficio, tener tiempo y alimentar a la gente con la mejor de las intenciones. Así, desarrolla sabores caseros que gustan mucho en una panificación mínima y auténtica dentro de un concepto que desea compartir con todos.

El concepto del molino en la panadería

Fue en 2006 cuando Jean-Pierre y Serge idearon la idea de poner un molino en la panadería. La idea se consolidó con Gilles Servonat, comercial de Soufflet, y Jérôme Reynard, molinero-productor de espelta en el país de Sault, quien le aconsejó invertir en un molino ALMA PRO.

Jean-Pierre investigó mucho sobre la molienda, la planificación, la mejor fórmula para obtener panes con sabores únicos y en un proceso lo más sencillo posible.

El resultado fue evidente, las ventas de panes especiales se dispararon, la panadería se volvió muy rentable. Sus clientes amaban el pan, volvían cada vez en mayor número.

La fórmula estaba encontrada, el molino iba a ser más que una herramienta de trabajo; ubicado en la tienda, hablaría de la intención llevada por Jean-Pierre, Serge y Enzo en el trabajo del pan.
El concepto del molino en la panadería fue un éxito tanto humano como empresarial, con cifras que lo respaldan.

Jean-Pierre desea compartir su entusiasmo con todos los panaderos, este proyecto es un éxito y todos deben beneficiarse de él. Pero los panaderos necesitaban encontrar grano.

Gilles Servonat y Charles Joussely, ambos trabajando en Moulins Soufflet, creyeron en el proyecto; junto con Jean-Pierre, querían que Moulins Soufflet pudiera ofrecer grano seleccionado, limpio y envasado en sacos de 25 kg para cada panadero equipado con un molino.

Hacer que las cosas se muevan nunca es fácil, y con la llegada de Hugo Montjaux como responsable nacional de ventas, el proyecto toma forma: Moulins Soufflet desea que cada uno de sus panaderos esté equipado con los mejores molinos en su panadería, con un servicio de entrega de grano orgánico preparado y entregado en sacos de 25 kg.

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